¨Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización¨.

Domingo Faustino Sarmiento

Jueves 30 Septiembre, 2021 11:56

2017

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POEMAS

A JUAN MAS Y PI

En la gran copa negra de la sombra que avanza
quiero probar del vino propicio a la añoranza.


Quiero beber el vino que bebiéramos juntos
y estos ratos, de aquéllos, serán nobles trasuntos.

(No sé por qué a esta hora, sombría y silenciaria,
me ha invadido el cerebro de fiebre visionaria) .

En la acera de enfrente, su clara risa suena
una muchacha alegre como una Nochebuena.

El arrabal, desierto, conmueve un organillo,
y bailan las marquesas del sucio conventillo,

y vienen las memorias, conturbadas e inciertas
como un vago regreso de ensoñaciones muertas

He leído tu libro. Un saludo levanta
la voz del entusiasmo, que perdura y que canta,

la voz alentadora de buenas expansiones
en las largas teorías de nuestras comuniones.

Aquel señor tan loco Único hijo de Dios,
y Único caballero nos hermanó a los dos.

(Y eso que tú quisiste, no sé por qué cruel
sospecha inconfesable, serle una vez infiel)

Mas, ya estás perdonado. Pero en verdad te digo
que en otra no te escapas sin sufrir tu castigo

En la calma severa de las meditaciones:
dolor de tus constantes inquietas obsesiones,

ideando el derrotero de los rumbos plausibles
se enfermó tu cabeza de ensueños imposibles

Te veo como antes, duro en el bien y el mal,
pletórico de un ansia de vida ascensional.

De tus actuales fórmulas hiciste las amadas
que en la expansión te ofrendan bellezas flageladas.

Has volcado el consuelo de tu mejor augurio
en el vaso de angustias: el cáliz del tugurio.

Amas el bello gesto que en las horas aciagas
tiene orgullo de púrpura para cubrir las llagas.

Te obsede el clamoreo de enormes muchedumbres,
que van, con su epopeya de siglos, a las cumbres

Compañero: seamos en nuestra misa diaria
tentación, sermón, hostia: todo menos plegaria.

Cantemos en las liras de los credos tonantes
la canción anunciadora de mañanas radiantes.

La vida es dolor siempre, así cambie de nombre:
es dolor hecho carne y es dolor hecho hombre.

Libertémosla, entonces, de los contagios viles
que, en la sangre, empobrecen los glóbulos viriles.

¡En marcha al país nuevo de las brumas ausentes,
que un día vislumbraron los geniales videntes!

Derrotando el silencio pregona la conquista
el salmo combativo de un fuerte Verbo artista.

Pongamos en lo hondo de las frases más sacras
besos consoladores que suavicen las lacras.

En procesión inmensa va el macilento enjambre,
mordidas las entrañas por los lobos del hambre.

Lo custodia el misterio, y lleva en sus arterias
inoculado un virus de sórdidas miserias,

no hay que temer la lepra que roe los abyectos:
quizás es peor la higiene de los limpios perfectos.

Efigien su nobleza también los infelices:
¡Blasón de los harapos, lis de las cicatrices!

¡Lidiemos en la justa de todos los rencores
insignias de los bravos modernos luchadores!

Para esperarte, amigo, después de la contienda,
aunque sea en el yermo yo plantaré mi tienda.

Te envío, pues, mis versos, mis versos torturados,
como flores amargas de jardines violados

¡Y sean mis estrofas los heraldos cordiales
de una lírica tropa de poemas triunfales!

  A JUAN JOSÉ DE SOIZA REILLY

Al astrólogo ensueño, sus novias: las estrellas,
contáronle el secreto de unas cosas tan bellas
que un ruiseñor lunático, que cantaba a las rosas,
puso en sus sinfonías esas extrañas cosas.

Era un noble pronóstico, que, enigmáticamente,
irradiaba su verbo, como un límpido oriente
en gestación de soles. (Quizá una profecía
de los magos geniales en blanca Epifanía).

Eran graves promesas. Era un coro de astros
que dejaba en la pauta sus luminosos rastros:
Yo, en mi musa salvaje, los evoqué, y entonces
hablaron las estrellas con la voz de los bronces.

Y así ritmo un saludo. Si hallas la canción dura,
es porque cada estrofa tiene algo de armadura,
que al corazón resguarda de la flecha amistosa:
la que al clavarse, a veces se vuelve ponzoñosa.

Tal vez en el Envío que trabaja mi mano
me ayuda Perogrullo ¡Tan ingenioso y llano!
 Son versos como zarzas, pero hay en sus rudezas
muchas síntesis bravas de temidas bellezas.

La epopeya del triunfo se ha anunciado sonora,
al galope del rojo centauro de la aurora,
que llega, como heraldo de la ciudad lejana,
precursor del saludo, del laurel y la diana.

Floraciones de músicas en un Carmen de gloria
divulgan los clarines la futura victoria,
pues, sobre nidos de águilas se ha soñado la lumbre
de las teas clavadas en la más alta cumbre.

Desfilan en el biógrafo del recuerdo entusiasta,
los residuos amargos de la sufriente casta:
tus vagabundos trágicos, tus tristes heroínas:
testas de manicomios, cuellos de guillotinas,

tus perros soñadores, con nostalgias de luna,
la historia de la humana pasión donde se aduna
el delito y el beso, la amada y el suicida
que se fue de la reja y después de la vida,

tus asesinos bárbaros, apóstoles del crimen,
tus pobres Margaritas que jamás se redimen,
tus poetas borrachos, con hambres de apoteosis,
tus Nietzsches de presidios en celdas de neurosis

Y lo demás y todo La herida de la pena,
que tiene tintes rojos para cada azucena,
y el último lamento del niño moribundo
que fue como un andrajo flotando sobre el mundo.

Y lo que no harás nunca: lo que ocultó su clave,
tal alma que al cerrarse se guardara la llave,
lo que dejó la vida, por infame y monstruoso,
en una frase trunca de gesto doloroso.

Sea tu credo, hermano, mezcla de luz y acero:
el triunfador es bravo y es duro el justiciero,
porque la bondad misma, no es sino el espejismo
que esconde el burgués sello del señor Egoísmo.

Así, mantén tu lema: fuerte como la muerte,
para siempre in eternum, porque ya de esa fuerte
raza de Don Quijote vamos quedando pocos:
¡No hablaron de los vientres los Zaratustras locos!

Acometen serenos los modernos andantes,
que aún medran soberbios vestigios y gigantes.
¡Cabeza y brazo para realizar el empeño:
si Rocinante es torpe que venga Clavileño!

Den, sin temor, ejemplos de viriles acciones
delante de las jaulas de todos los leones
y el burlador cobarde que se clave en la frente
las bellezas normales que le hacen ser hiriente.

Buscando los peligros, en ignoradas sendas,
no sabrán las heridas de femeniles vendas,
pero, eso sí, las lanzas, señores caballeros,
encontrarán molinos y, aún mucho más, carneros,

entuertos y prejuicios, y otros añejos males,
bellacos, malandrines, follones, hidetales
y toda la caterva del torvo Encantamiento
que ha hecho del abdomen Ideal y Pensamiento.

Compañero: ¡Levanta, coronando imposibles,
el quijotismo, y lleva, como armas invencibles,
cuando emprendas alguna simbólica salida,
el genio por escudo, y por blasón la vida!

¡AHORA QUE ESTÁS MUERTA!

Si supieses!, Cada día
te sentimos más. Apenas
te olvidamos un momento,
levantamos la cabeza
y en seguida nos parece
que vas a entrar por la puerta.
No sabes con qué cariño
en casa se te recuerda:
¡Si nos pudieses oír!
A veces, de sobremesa,
cuando nos reunimos todos
y el pobre viejo conversa
con los muchachos, de pronto
después de alguna ocurrencia,
nos quedamos pensativos
un rato largo: se queda
todo el mundo así, y el viejo
se retira de la mesa
sin decir una palabra
Una palabra. Da pena
verlo sufrir en silencio.
¡Ah, cómo se te recuerda!
Abuelita, que está sorda,
si hablamos delante de ella
por nuestras caras conoce
que hablamos de ti. ¡La vieras!
Por la noche, al acostarnos,
es claro, los chicos rezan,
aunque no lo necesites
porque siempre fuiste buena
y no hiciste mal a nadie:
¡Al contrario!

¡Una tristeza
nos da cuando recordamos,
algunas diabluras nuestras!
Cuando pensamos las veces,
aquellas veces, ¿Recuerdas?,
Que te hacíamos rabiar
de gusto, por mil zonceras
Éramos un poco malos,
pero ahora que estás muerta
nos tienes que perdonar
todas aquellas rabietas,
y las bromas que te dábamos,
esos gritos a la puerta
de tu cuarto, cada vez
que te ponías paqueta
para recibir al novio,
y esas travesuras, y esas
mentiras que te contábamos,
para no ir a la escuela
Y tú, apenas nos retabas
entonces

¡Una tristeza
nos da cuando recordamos!
Pero, ahora que estás muerta,
¿No es verdad que nos perdonas
todas aquellas rabietas?

EVARISTO FRANCISCO ESTANISLAO CARRIEGO
EVARISTO CARRIEGO

Por Elena Luz González Bazán especial para Latitud Periódico

10 de abril del 2017

Cuando llega al barrio de Palermo, hoy Comuna 14, tenía 14 años, lo hace con su familia y se instalan en una casa, en la actualidad, Honduras 3784 entre Bulnes y Mario Bravo.
Había nacido el 7 de mayo de 1883 y muere el 13 de octubre de 1912, cuando la ley Sáenz Peña y el voto que entronizaría a Yrigoyen en 1916.
Tenía apenas 29 años y muere enfermo de tuberculosis. Fue el poeta y alma del suburbio.

Oriundo de Entre Ríos, con fuertes lazos familiares en dicha provincia, desde sus abuelas y otras generaciones de antepasados, este joven descollará en la poesía, por la cual fue sumamente prolífico.

Como en la época, las ideas anarquistas anduvieron por su vida y su desarrollo personal, frecuentó redacciones de diarios y revistas, como La Protesta, conoce a Juan Más y Pi, quien era: Periodista, crítico literario y escritor anarquista, a Marcelo del Mazo, otro escritor, muy desconocido que escribe en la Revista Nosotros, entre otras publicaciones. Fueron grandes amigos, por lo que cuentan sus biógrafos. Tiempos de muchas discusiones, el tiempo político, ideológico y cultural lo ameritaba.

Otro aspecto de la vida de Carriego, bisnieto del coronel Evaristo Carriego, fundador de la ciudad de Concordia, Entre Ríos, de un abuelo abogado… es que en 1906 se incorpora a una logia: Se inició masón el 3 de julio de 1906 en la Logia Esperanza Nº 111 junto con Florencio Sánchez, autor de M’hijo el dotor, creador del término “Canillita” para designar a los vendedores de diarios.

Su corta vida también fue frecuentando los cafés, se desveló hasta la madrugada en las reuniones de escritores, pero se iba alejando lentamente, como volviendo hacia un centro único de interés: "En vez de amplificar más cada día su campo de observación -añade Jorge Luis Borges, Carriego parecía complacerse en reducirlo. Me basta con el corazón de una muchacha que sufre, dijo cierto día en el ardor de una discusión".

COMO OTROS…
Evaristo Carriego, afirman sus críticos, descubrió las posibilidades literarias en retratar los decaídos y miserables suburbios de la ciudad: el Palermo de mi infancia.
Se sostiene que su tarea literaria siguió la evolución del tango: arrollador, audaz y valeroso al principio, luego convertido en sentimental.
De sus obras poéticas una, publicada en 1908, Misas Herejes vio la luz en plena vida… las demás serán obras póstumas…

  • Misas herejes (1908)
  • La canción del barrio (1913)
  • Flor de arrabal (1927)

En sus trabajos poéticos observarán desde influencias medio satánicas hasta el amor al Palermo de su niñez, adolescencia, el tango, el modernismo, los suburbios que lo marcaron.

BIBLIOTECA EVARISTO CARRIEGO

Allí donde vivió el poeta se encuentra su biblioteca, lleva su nombre, como una escuela primaria en Villa Soldati, Comuna 8, y calles y otros lugares que lo recuerdan. En ese lugar habitó desde que llegó a Buenos Aires, allí murió.
Desde Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se llevó adelante el proyecto de la biblioteca, en tal sentido se declara de utilidad pública el inmueble ubicado en Honduras 3784. ¨Donde escribió su obra y murió el poeta Evaristo Carriego. En 1975, la Ley 21200, declara al inmueble de efectiva utilidad pública, concretándose la expropiación en 1977. A la par, se funda la Asociación de Amigos de la Casa de Evaristo Carriego, presidida por Jorge Luis Borges. Se practicaron entonces, importantes trabajos de restauración y adaptación del edificio.

Por Ordenanza del año 1981 se le impuso el nombre del poeta a la institución, perpetuando de este modo su memoria. Las instalaciones fueron abiertas al público el 9 de septiembre de 1981. En mayo de 1989 comienza a funcionar en el edificio la biblioteca de poesía Raúl González Tuñón. En 2000, se recicla el edificio y se crea la casa de la Poesía. Finalmente, en 2005 se realiza una puesta en valor de carpintería, solados, revoques y pintura. Hasta el presente alberga colecciones pertenecientes a la poeta Amelia Biagioni y a Héctor Yánover, entre otros¨.
En su sede, la biblioteca alberga 5.573 volúmenes, registrados en papel y en soporte electrónico.

FUENTES: portal del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Autores de Concordia, Villa Crespo Digital, portal poesías, Biblioteca Virtual Universal.

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EVARISTO CARRIEGO

 

EL VELORIO

Como ya en el barrio corrió la noticia,
algunos vecinos llegan consternados,
diciendo en voz baja toda la injusticia
que amarga la suerte de los desdichados

A principios de año, repentinamente
murió el mayorcito ¡Si es para asustarse:
apenas lo entierran, cuando fatalmente
la misma desgracia vuelve a presentarse!

En medio del cuadro de caras llorosas
que llena el ambiente de recogimiento,
el padre recibe las frases piadosas
con que lo acompañan en el sentimiento

Los íntimos quieren llevárselo afuera,
pues presienten una decisión sombría
en su mirar fijo: de cualquier manera
con desesperarse nada sacaría

Porque hay que ser hombre, cede a las instancias
de los allegados, que fingen el gesto
de cansancio propio de las circunstancias:
Paciencia, por algo Dios lo habrá dispuesto.

La forma expresiva de las condolencias
narra lo sincero de las aflicciones,
que recién en estas duras emergencias
se aprecian las pocas buenas relaciones.

Entre los amigos que han ido a excusarse,
uno que otro padre de familia pasa
a cumplir, sintiendo no poder quedarse:
¡Ellos también tienen enfermos en casa!

Encuentran el golpe realmente sensible,
aunque irreparable, saben que sus puestos
están allí, pero les es imposible
al fin crían hijos y se hallan expuestos

Como habla del duelo todo el conventillo,
vienen comentarios desde la cocina,
mientras el teclado de un ronco organillo
más ronco y más grave solloza en la esquina.

Las muchas vecinas que desde temprano
fueron a brindarse, siempre cumplidoras,
están asombradas ¡Él era bien sano,
y en tan corto tiempo: cuarenta y ocho horas!

¡Parece mentira! ¡Pobre finadito!
Nunca, jamás daba que hacer a la gente:
¡Había que verlo, ya tan hombrecito,
tan fino en sus modos y tan obediente!

La angustiada madre, que llorando apura
el cáliz que el justo Señor le depara,
muestra a las visitas la vieja figura
con que la noche antes él aún jugara.

Y, afanosamente, buscando al acaso,
halla entre las vueltas de una serpentina
aquel desteñido traje de payaso
que le regalase su santa madrina.

Y la rubia imagen a la cual rezaba
truncas devociones de rezos tardíos,
¡Ah, qué unción la suya, cuando comenzaba:
«Jesús Nazareno, rey de los judíos!»

Como esas benditas cosas no la dejan,
y ella torna al mismo fúnebre relato
y va siendo tarde, todas la aconsejan
cariñosamente recostarse un rato.

Muchas de las que hace tiempo permanecen
con ella, se marchan, pues no les permite
quedarse la hora, pero antes se ofrecen
para algo de apuro que se necesite

Las de «compromiso» van abandonando
silenciosamente la pieza mortuoria:
sólo las parientes se aguardan, orando
por el angelito que sube a la Gloria.

La crédula hermana se acerca en puntillas,
a ver, nuevamente, «si ya está despierto»,
y le llama y pone sus frescas mejillas
sobre la carita apacible del muerto.

En el otro cuarto se tocan asuntos
de interés notorio: programas navales,
cuestiones, alarmas, crisis y presuntos
casos de conflictos internacionales.

Mientras corre el mate, se insinúan datos
sobre las carreras y las elecciones,
y «la fija, al freno», de los candidatos
es causa de algunas serias discusiones.

Como no es posible que en esos instantes,
y habiendo muchachas, puedan sostenerse
sin ningún motivo temas semejantes,
los juegos de prendas van a proponerse.

Varios se retiran como pesarosos
de no acompañarlos: no hay otro remedio,
quizás esperasen, sin duda gustosos,
si fuerzas mayores que están de por medio

Y, al dejar al padre menos afligido,
a las susurradas frases de la breve
triste despedida, sigue el convenido
casi misterioso: «Mañana a las nueve».

poesias de Evaristo Carriego

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